“Estos ojos, Señor, son como aquellos
ojos que no perdieron la esperanza
de que vinieras a llorar por ellos”
Francisco Luis Bernárdez

 

Hacer memoria o “re-cordar”- etimológicamente, “volver a pasar por el corazón”- puede volverse una experiencia de gracia en la que podemos advertir con amorosa certeza, el paso de Dios por nuestra vida. Basta ver con nostalgia fotos de nuestra primera comunión, o del bautismo, o de cualquier sacramento para recordar aquellos días de manera especial, días de felicidad para toda la familia que se congrega para dar paso a un Dios que quiere hacerse presente y visible en tantos signos que involucran plenamente lo humano…

Esta certeza fue la que me impulsó a presentar la catequesis sacramental tomando como punto de partida la experiencia de los propios chicos y sus familias. Fue entonces que su tarea consistió en recopilar fotos propias o de familiares en las que se viera un sacramento, luego me las enviaban y en las clases virtuales- dado que estábamos ya transitando tiempos de Covid- todos las podían disfrutar, adivinando de quién se trataba, contando quién aparecía en cada una de ellas. Para dar el ejemplo me tomé algunos días y pedí fotos a personas muy queridas para poder ilustrar lo que quería transmitir. Y lo lindo fue la alegría con la que todos las enviaban, orgullosos de las mismas, felices que los destinatarios fueran alumnos de primaria y secundaria que se estaban preparando para recibir alguno de estos regalos del Cielo.

Por la pandemia muchos de ellos “se hicieron esperar” pero no dudo de la Gracia escondida de volver a tener, de manera renovada, hambre de todos ellos…

Una vez escuché de una amiga muy querida, hablar de nuestra propia “Historia de Salvación”, y confío que de eso se trata la catequesis sacramental, de advertir en nuestro andar la presencia de Aquél que hace nuevas todas las cosas y que se regala de manera constante, que sostiene y acompaña. Cómo nos conocerá… que siendo invisible se hace visible en un Niño recién nacido y también en gestos, en signos concretos que siempre son los mismos, para que los podamos ver, para que los podamos entender y para que los podamos atesorar para siempre, como en una foto, pero de manera imborrable en nuestro corazón e indeleble en nuestra alma.

Mercedes Abásolo.

Catequista de los colegios Espíritu Santo, San Tarcisio, Santa Teresa, Río de la Plata y Esquiú.