Hace más de una década, desde la Vicaría Pastoral de Educación buscamos acompañar a las familias de los barrios populares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires mediante la apertura de escuelas parroquiales y de oficios. Actualmente, son más de 4300 los estudiantes que asisten a jardines de infantes, escuelas primarias, secundarias y de educación para adultos. Son escuelas que funcionan dentro de la Villa 1-11-14, Villa 21-24, Villa 15, Villa Lugano, Soldati, Cildañez, Villa Fraga y en el bajo Flores.

Hoy el aislamiento social, preventivo y obligatorio no sólo nos ha distanciado de nuestras familias y amigos, sino que ha provocado un cambio muy importante en el modo en que estas escuelas se vinculan con sus alumnos, familias y con su comunidad. Esta situación nos obliga a encontrar alternativas que nos permitan seguir enseñando y aprendiendo, pero que también acompañen a quienes menos tienen en este momento tan difícil.

El Pbro. Pablo Corbillón, delegado episcopal de la Vicaría Pastoral de Educación, afirmó recientemente que es en estos contextos de adversidad social, en los que más se hace visible la brecha digital y las desigualdades en materia de acceso. “Las escuelas parroquiales también se caracterizan por cultivar la vida comunitaria, en este sentido los colegios han emprendido diversas acciones que involucran la participación conjunta de padres y docentes, para enfrentar el aislamiento y la cuarentena obligatoria“, agregó.

En estos momentos, las instituciones de los barrios están llevando adelante acciones orientadas tanto a garantizar la alimentación de los estudiantes -mediante la entrega diaria de bolsones de alimentos-, como a procurar la continuidad pedagógica, a través de diferentes medios de comunicación entre escuela y familia.

Cada una de estas estrategias parecía ser pasajera, pero la extensión del aislamiento y la incertidumbre en cuanto a la fecha de regreso a clases exigió que nos aboquemos al diseño de nuevas propuestas. Por ello, nos hemos reunido con los referentes de nuestras escuelas, para compartir experiencias que puedan ayudar a otros a desarrollar o potenciar su trabajo en este contexto.

De este encuentro virtual participaron el Pro. Pablo Corbillón, delegado del arzobispo para la Vicaría Pastoral de Educación; Joaquín Viqueira, Director Pedagógico; Federico Merlini, Director de Desarrollo Humano; y Luciana Alonso, Responsable de la Alianza con Fundación Telefónica Movistar. También estuvieron presentes autoridades del Instituto Virgen Inmaculada (Soldati), Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé (Barracas), Instituto Santa Clara (Flores), Instituto Madre del Pueblo, Nuestra Señora de Fátima y del San Judas Tadeo (Bajo Flores). 

En una consulta que realizamos desde la Vicaría, desde las escuelas se afirmó que menos del 20% de los alumnos cuenta con una computadora o PC, aunque el porcentaje que accede a internet o a servicio de datos vía celular aumenta a 48%. No obstante, al interior de cada escuela y de cada barrio, esta realidad es particular y requiere que cada establecimiento y equipo de docentes desarrolle iniciativas especialmente pensadas para su población.

Una de las alternativas que encontraron las escuelas es gestionar la impresión de cuadernillos con actividades que puedan ser entregados a las familias al momento que se acercan a las escuelas a retirar bolsones de comida. Este momento también es importante porque permite que las familias faciliten un teléfono de contacto para que los docentes se comuniquen a través de mensajes de texto o Whatsapp y envíen tareas o actividades en diferentes formatos.

Estas dos alternativas no están exentas de desafíos. Por un lado, no siempre se dispone de los medios para imprimir en las escuelas y esto dificulta que el material esté disponible a tiempo. Por otro lado, el uso del Whatsapp requiere de establecer ciertos criterios en cuanto al tipo y cantidad de actividades que se entregan a los alumnos y el esquema de corrección o de retroalimentación por parte de los docentes. Asimismo, una de las limitaciones más grandes es que en muchas familias sólo hay un equipo para la familia y no está disponible todo el día para el uso educativo. Además, el paquete de datos es limitado y esto interrumpe el contacto con la escuela.

Aquellos que cuentan con más recursos para organizar su propuesta, están priorizando el desarrollo de actividades basadas en los contenidos nodales para cada área y trimestre. Otros han abierto espacios virtuales, dado que su población cuenta con mayor acceso a dispositivos y a internet, de manera que pueden conectarse a las aulas virtuales de las escuelas para realizar sus tareas o comunicarse con sus maestros.

Garantizar la continuidad pedagógica en este contexto no es tarea fácil, pero nuestros directivos afirman que también es fundamental contener a los alumnos, a las familias y también a los docentes. En ocasiones son estos grupos de Whatsapp los que permiten mantener un lazo de comunicación afectivo para que los estudiantes sepan que detrás de las pantallas estamos sus maestros acompañándolos.

En esta línea, una de las acciones impulsadas por una de las escuelas es que un grupo de docentes, que decidan sumarse voluntariamente, se ocupe de resolver, mediante la aplicación de protocolos, algunas cuestiones y consultas de un grupo reducido de familias. Cuando las situaciones requieran de abordajes más complejos, son los encargados de elevar el problema a los responsables de cada área. De ese modo, buscan estar cerca de los problemas y rápidamente tomar contacto con aquellas situaciones que demanden una solución más compleja o delicada.

Sabemos que aún son muchas las necesidades que debemos resolver para que nuestras escuelas sigan siendo ese espacio de encuentro entre educadores, alumnos y familias, que hacen que nuestra comunidad siga creciendo y cuidando de cada uno de sus miembros. Es por ello que desde la Vicaría Pastoral de Educación se ha diseñado un plan de acompañamiento y soporte para que estos colegios puedan encontrar soluciones a las problemáticas específicas de su institución y de su población. Valoramos a nuestros directivos y docentes, así como también a las familias y alumnos, que realizan un gran esfuerzo para seguir estando cerca de quienes más lo necesitan.