Al momento de asumir en una parroquia que tiene un colegio, un sacerdote se enfrenta con un universo, que en ocasiones, les puede resultar desconocido. Todos tienen la característica común de haber asistido al colegio como alumnos, pero no todos tuvieron un paso por alguna escuela como adultos. Por esa razón, desde la Vicaría Pastoral de Educación desarrollamos diferentes dispositivos de formación y de acompañamiento para que quienes se inician en esa tarea tengan la oportunidad de contar con una comunidad con la que puedan compartir experiencias de trabajo, de formación y de gestión.

“Con este curso lo que intentamos es introducirlos en las cuestiones principales que deben conocer para poder comenzar con su nueva función de la mejor manera posible. De este modo, buscamos empezar a construir un vínculo con quienes se incorporaron recientemente y fortalecerlo, en el caso de aquellos que ya llevan un tiempo en los colegios de la Vicaría. La idea es que podamos trabajar todos en equipo, que las escuelas estén en red. Para lograrlo, es fundamental que los representantes y apoderados legales se conozcan entre sí y conozcan las distintas dimensiones que tiene la Vicaría”, afirmó Federico Merlini, director de Desarrollo Humano.

Este curso constó de 4 encuentros virtuales en los cuales se abordaron cuatro dimensiones fundamentales para la gestión:
Organizacional: en este encuentro se hizo foco en la función del RL como líder y en su vinculación con la comunidad educativa. Además, se presentó la estructura de la Vicaría y la de un colegio.
Administrativo-legal y económica: en este encuentro se presentaron cuestiones vinculadas a las facetas económica de un colegio y administrativo legales, incluyendo las vinculaciones con los organismos externos.
Pedagógico: se abordaron las cuestiones de índole educativa, teniendo en cuenta los diferentes niveles.
Pastoral: focalizando en la corrección fraterna como elemento fundamental para la función. Se revisó la vida sacramental de las escuelas y la transversalidad de la currícula.

“Este curso nos ofreció a quienes comenzamos a ocupar el rol de representantes legales un buen pantallazo de todas las esferas desde las cuales tenemos que mirar la escuela: la pedagógica, la administrativa, la pastoral, entre otras. De todas éstas, la pedagógica es una de las prioritarias. En este sentido, un colegio parroquial tiene que diferenciarse de uno laico, entre otras cosas, porque su foco está en anunciar el Evangelio. Para ello, directivos y docentes deben partir de su convicción de Fe y poner en práctica los valores que enseña la Iglesia”, afirmó el Pbro. Martín Panatti, del Instituto Virgen Inmaculada.

Los contenidos han tenido una gran aceptación. Quienes participaron, destacaron que es clave generar espacios de capacitación en estos tiempos, sobre todo cuando vienen acompañados de nuevos roles y desafíos. También se remarcó la necesidad de avanzar en la sistematización de este tipo de encuentros, para poder seguir abordando problemáticas vinculadas a la gestión de instituciones educativas en cada una de las dimensiones presentadas.

Esta serie de encuentros buscó generar una red para que los RL y AL puedan nutrirse y acompañarse. Cada uno puede aportar desde su especialidad o desde la realidad de su colegio.

En este sentido, el Pbro. Adrián Bennardis, señaló: “Quienes gestionamos colegios de cuota cero tenemos grandes desafíos. Por un lado, la dimensión económica, dado que nuestros ingresos sólo cubren los cargos docentes. Pero una escuela es mucho más que eso. Por otra parte, nuestra población tiene ciertas características que la diferencian de la de otros colegios parroquiales de la Ciudad. El grado de desgranamiento y de deserción escolar es altísimo, sobre todo debido a que los jóvenes en los barrios más vulnerables profundizan ciertas características de la generación joven de este tiempo, por ejemplo, no tener anclaje en el futuro. Ellos viven el día a día. A esto se suman las dificultades para la incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo. Es algo que es estructural que responde a una estructuración injusta, a una sociedad inequitativa”.

“El problema es la valorización de la educación como proyecto de vida. La falta de recursos en nuestro contexto es notoria y requiere que la abordemos institucionalmente para poder ofrecer mejores condiciones a desde los colegios. Los curas de las villas tenemos lo que se llama la pastoral de las 3C (Capilla, Colegio Club). Es decir, estamos totalmente articulados con lo que sucede en la Parroquia y también en los clubes, pero la realidad nos supera, agregó”.

Por último, Merlini destacó que al igual que con otras actividades y proyectos que se desarrollan en la Vicaría lo que se busca es que la comunidad trabaje en equipo. “Promovemos el intercambio entre grupos más pequeños, por cercanía geográfica o similitud en la estructura de los colegios. Si pensamos juntos, todo se potencia”.