Para María Verónica Granda, directora del nivel inicial de San Cosme y San Damián, de Mataderos, en este contexto no quedaba más que potenciar el trabajo en equipo y confiar en lo que el otro puede hacer. De ese modo, pudieron dar respuestas a los desafíos que se iban presentando, tanto en materia de gestión como de propuestas pedagógicas en la virtualidad.

“Trabajamos mucho en el perfeccionamiento técnico, creo que nunca se trabajó tanto formulando y reformulando la práctica docente como este año. Además, se potenció el trabajo en equipo, desde la dirección, los docentes y las familias, que son imprescindibles en el nivel inicial porque como educadores necesitamos de su mediación para que el trabajo sea exitoso”, afirmó.

La directora afirmó que uno de los mayores desafíos a la hora de enfrentar el contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio fue poner a todos en contacto, porque cuando empezó sólo contaban con un número de teléfono de las familias.

Si bien en el nivel medio cuentan con Google Classroom, ésta no se había implementado en el nivel inicial. Por esa razón, empezaron a crear grupos de Whatsapp con algunas madres referentes de salas, al tiempo que trabajaron rápidamente para poner en funcionamiento la plataforma, previa indagación de sus funcionalidades y revisión de los aspectos de seguridad informática.

“Hasta que pusimos esa plataforma a punto, las maestras enviaban la información a la dirección, desde allí se comunicaba a las madres referentes y éstas transmitían al resto de la sala. A principio de mayo, ya comenzamos a utilizar Classroom, pero el principal desafío fue lograr que las 200 familias se conecten”, aseguró Granda.
Ante un escenario tan incierto, desde la dirección esperaban las palabras del Estado y de la Vicaría, a través, siempre, de las comunicaciones oficiales”.

– ¿Cómo actuaron para evitar confusiones al momento de enviar información a las familias?

– Como la vicedirectora y yo asumimos como equipo directivo el año pasado, uno de los desafíos que tuvimos fue mejorar la comunicación, tanto hacia adentro como hacia afuera. Siempre tratamos de mantener un perfil de comunicación claro y concreto. Entonces, empezamos a comunicarnos con las madres por los grupos de Whatsapp a través de las referentes de cada sala. En este contexto, si bien empezamos a publicar los mensajes a través de la plataforma, siempre reforzamos con un mensajito de Whatsapp para que todo el mundo esté informado y que nadie se quede afuera. Por el otro lado, siempre tratamos de ir alineados con respecto a las noticias, aunque a veces cuesta porque tenés que ponerte de acuerdo con los tres niveles de la escuela y eso lleva tiempo. Aun así, tratamos de no dejar pasar mucho tiempo entre lo que sale en los medios y lo que tenemos que comunicar como institución. Por ejemplo, en el caso del inicio de las actividades presenciales para todas las salas, como la DGEP tardó unos días en pronunciarse, lo que hicimos fue enviar un mensaje a las familias diciéndoles que, si bien sabíamos lo que los medios decían, estábamos esperando la normativa correspondiente. Una vez que llegó la información oficial discutimos institucionalmente qué iba a pasar con la apertura de todos los años y todos los grados, sobre todo porque el San Cosme ediliciamente es una escuela chica para dar respuesta a todos. Sumado a esto, teníamos que contemplar que hay personas de riesgo y que ya teníamos una cantidad de burbujas funcionando, por lo que no podíamos enfrentar la apertura de los restos de los años. Entonces, hicimos una nota institucional comunicando cuál era el motivo por el que no se iban a abrir más grupos y que se iba continuar virtualmente con el resto de las actividades para este año. Siempre tratamos de que la comunicación sea lo más clara posible para evitar que se confundan o se malinterprete la información.

– ¿Cómo es el proceso de consenso con el resto de la comunidad educativa para poder abordar los desafíos que propone la normativa?

– En el nivel inicial somos muy claras y nos gusta siempre poner todas las variables sobre la mesa. Primero, porque todos tienen derecho a estar informados y porque nos parece que es la manera más clara para comprender cómo se manejan las cosas. Nuestra decisión fue sentarnos con los docentes, compartirles el protocolo para que lo lean y pregunten todas las dudas que tuvieran para que podamos responderlas. Nosotras ya teníamos muchas de las respuestas porque habíamos participado tanto en la reunión de supervisión, como de la Vicaría, las cuales siempre son muy claras. Es muy buena la comunicación con la supervisión y con Vicaría, porque siempre nos ayudan a aterrizar alguna duda o alguna que otra cosa que nos haya quedado sin resolver sobre la normativa. Así que trabajamos con los docentes y les explicamos que son trabajadores esenciales en este momento y que cualquiera podía ser convocado, más allá de considerar las situaciones personales y de salud de cada uno. Como no todos iban a volver a la presencialidad, lo que hicimos fue potenciar la noción de trabajo en equipo y buscamos alternativas para compensar el tiempo de cada uno, para responder a todas las necesidades tanto de la virtualidad como de la presencialidad.