Sin dudas dejó sus frutos positivos en todos los niños de nuestras comunidades educativas, y además, nos sirvió como termómetro de cara al ciclo escolar 2021.

La preparación con anticipación fue la clave del éxito A mediados de agosto se realizaron consultas y capacitaciones a los responsables de las instituciones educativas con vistas a una posible revinculación de los alumnos de nuestras escuelas. Aunque hubo que esperar a octubre para el tan ansiado regreso se llevara a cabo, había que prepararse para recibir nuevamente a los alumnos pero no sólo centrándonos en los aspectos sanitarios, que son muy importantes, sino en una mirada integral de lo que suponía la vuelta al colegio de los alumnos y del personal docente/no docente después de tantos meses de aislamiento. Teníamos que abordar las dimensiones de los recursos humanos, saber con quienes íbamos a contar para llevar a cabo las actividades sabiendo que no podrían asistir los que formarán parte de los grupos de riesgos. Por otro lado, cómo cuidar al personal para que la vuelta a la presencialidad no fuera una sobrecarga para los docentes que este año habían trabajado más que nunca. Tuvimos que planificar criterios de combinación y articulación entre lo presencial y lo remoto. Repensamos la logística de la organización diaria de la escuela, los lugares, los tiempos y actividades que se llevarían adelante.

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Nos centramos en que cada escuela propicie un ambiente optimista para el regreso: “la alegría del reencuentro”. Creando diversas instancias comunicacionales a toda la comunidad educativa llevando como mensaje la responsabilidad, tranquilidad y seguridad que supondría la vuelta. Esto llevó a que casi todas nuestras escuelas iniciarán las actividades de revinculación de forma escalonada, comenzando por los alumnos de los últimos años de cada ciclo y después extendiendo actividades con otros años de la escolaridad. Teniendo una alta tasa de asistencia de los alumnos y una gran adhesión de los padres a la propuesta.

En estos días que estamos transitando este primer acercamiento pos-ASPO podemos atestiguar la alegría de los niños y jóvenes de volverse a encontrar y compartir, aunque haya sido en burbujas, el fin de un ciclo o la conclusión de su itinerario formativo en la escuela. Por otra parte, la gratitud de las familias porque sus hijos pudiesen concluir un año atípico con el júbilo del reencuentro.

Este tiempo de revinculación nos dejó tres certezas

  1. Que nada reemplaza la presencialidad y que la educación tiene un carácter eminentemente comunitario.
  2. Que las escuelas no son ámbitos de riesgos de contagios, y por lo tanto, puede pensarse en el retorno a las clases presenciales como siguiente paso después de la experiencia de la revinculación de cara al 2021. Todos los alumnos, docentes y no docentes han dado muestras de conocer y respetar los protocolos y cuidados necesarios. De alguna manera, pudimos constatar los frutos de una madura responsabilidad cívica y de “empatía sanitaria” en los que compartimos esta nueva normalidad en la escuela.
  3. Que es necesario reformular los protocolos para volver el año próximo a clases presenciales que permitan una mayor ductilidad organizativa a las escuelas.

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Buscando experiencias exitosas en países que, transitando la segunda ola, no suspendieron las clases y encontraron formas creativas de sostener la presencialidad y reestructurar los recorridos escolares. Por último, la “nueva normalidad educativa” del próximo ciclo lectivo deberá contemplar una “bimodalidad”, como ya dijimos, junto a estrategias de enseñanza que acompañen la coyuntura y sean oportunidad de innovación educativa. Entre ellas pienso en el aula invertida (flipped classroom); aprendizaje basado en casos; aprendizaje basado en problemas, etc. Todas metodologías de enseñanza flexibles para este tiempo, y que a la vez, ayuden a fomentar el pensamiento crítico, la toma de decisiones reflexivas, la creatividad colaborativa y el rol activo del alumno.

En nuestra experiencia, el éxito de la revinculación ha sido posible gracias a la tarea generosa y comprometida de los equipos docentes y directivos, consiguiendo recrear de manera inédita un modelo educativo no presencial al comienzo de la pandemia y presencial en estos últimos tiempos. Logrando el acompañamiento de nuestros niños, niñas y adolescentes y de sus familias con la mayor calidad posible dándoles esos otros saberes que sólo la presencialidad puede brindarles.

* Pbro. Juan Manuel Ribeiro, Coordinador del Consejo de Escuelas de la Vicaría Pastoral de Educación, arzobispado de Bs. As. (Fuente www.perfil.com).