El miércoles 7 de octubre, nos reunimos nuevamente para celebrar el XVIII Foro de Educación, bajo el lema “Caminos de identidad en tiempos de innovación “. Este encuentro nos invitó a reflexionar sobre lo que nos define como colegios católicos, por nuestra herencia y por nuestra tradición, pero también en los desafíos de proyectarnos hacia el futuro.

Este año el foro estuvo dirigido a los docentes de los niveles inicial, primario y secundario. En la primera parte, más de 3700 educadores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se conectaron para participar de la conferencia inaugural, que contó con las palabras de nuestro Cardenal Mons. Mario Poli y del P. Cristóbal García Huidobro. Luego, nos dividimos en grupos para compartir experiencias con colegas de otras instituciones en función de temáticas que nos atraviesan diariamente en nuestra tarea de enseñar.

Al inicio del Foro, el Pbro. Pablo Corbillón, delegado episcopal para la Vicaría Pastoral de Educación, agradeció a los presentes por su apoyo y esfuerzo para sostener los procesos educativos en el marco de un contexto tan desafiante como el que generó la pandemia. 

El motivo de nuestra tarea es el servicio comunitario. Hoy estamos llamados a detenernos ante esta realidad para brindar nuestro apoyo y ayuda, que este tiempo nos encuentre a la distancia y nos sirva para poder ponernos al servicio de la comunidad que nos necesita. Quiero invitarlos a que este espacio sea lo que siempre ha sido, un momento para detenernos, para pensar en nuestras raíces, en nuestra identidad, para así seguir ayudando a nuestro prójimo”, afirmó.

Luego, el Cardenal Mons. Mario Aurelio Poli, Arzobispo de Buenos Aires, brindó una presentación en la que además de agradecer a los docentes y administrativos por compartir este espacio de encuentro virtual, los invitó a reflexionar sobre lo aquello que hace a la identidad católica.

En primer lugar, nos ofreció una lectura del Evangelio de San Lucas (22:24-27)

““Entonces también surgió una fuerte discusión entre los discípulos sobre quién de ellos era considerado el mayor.   Pero él les dijo: “Los reyes de las naciones dominan al pueblo, y a los que tienen autoridad sobre la gente se les llama benefactores.   Sin embargo, ustedes no deben ser así. Más bien, el que sea mayor entre ustedes, que se vuelva como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.   Porque ¿quién es mayor? ¿El que come, o el que sirve? ¿Acaso no es el que come? Pero yo estoy entre ustedes como el que sirve “.

De este modo, nos invitó a pensar en cómo Jesús les brinda a sus discípulos una regla de oro: “hagan por los demás lo que les gustaría que hagan por ustedes”.

En esa normativa se resume la Biblia. La identidad consiste en permanecer fiel a su misión, presentándose ante todos al servicio del otro. Asimismo, si la identidad es el conjunto de rasgos propios de una comunidad educativa y la distingue ante las demás, podemos decir que la principal diferencia de nuestros colegios está en el proyecto educativo, y en su anclaje en el evangelio de Jesucristo”, agregó.

El Papa Francisco siempre nos ha dicho que los procesos educativos tienen que responder, en primer lugar, a la actualidad. Pero también hay que responder a la tradición de cada cultura. Esto se menciona especialmente en la Encíclica titulada “Fratelli tutti”:

51. Algunos países exitosos desde el punto de vista económico son presentados como modelos culturales para los países poco desarrollados, en lugar de procurar que cada uno crezca con su estilo propio, para que desarrolle sus capacidades de innovar desde los valores de su cultura. Esta nostalgia superficial y triste, que lleva a copiar y comprar en lugar de crear, da espacio a una autoestima nacional muy baja. En los sectores acomodados de muchos países pobres, y a veces en quienes han logrado salir de la pobreza, se advierte la incapacidad de aceptar características y procesos propios, cayendo en un menosprecio de la propia identidad cultural como si fuera la única causa de los males.

Mons. Poli señaló que lo que nos dice el Papa en este documento es que uno de los aspectos más relevantes que hace a la identidad de la educación católica es la transmisión del humanismo cristiano.

En este tiempo agitado, la fraternidad es algo que debemos recuperar. Es por eso que deseamos una identidad católica que amplíe nuestros horizontes, que incluya a todos; y en cuya identidad esté este deseo de que todos los chicos, adolescentes y jóvenes de nuestro país puedan tener una educación de excelencia, pensante, crítica y que los prepare para este mundo”, concluyó.

Tras las exposiciones de la mañana, nos dividimos en grupos por nivel y por temáticas, para seguir compartiendo experiencias en función de diferentes temáticas:

  • Resignificando el currículum más allá de la de pandemia: Compartir un espacio de reflexión e intercambio sobre la resignificación del currículum.
  • Escuela y Comunidad: Trabajando juntos para la mejora de los aprendizajes: Reflexionar sobre los vínculos al interior de la comunidad educativa y con el “afuera” del barrio/territorio local. Problematizar el vínculo descubriendo nuevos caminos para la vinculación y la asociación.
  • La Evaluación en y más allá de la Pandemia ¿Qué evaluar, cómo evaluar y para qué? Reflexionar como docentes y como escuela, sobre el papel de la evaluación en el contexto de la pandemia y más allá del mismo. Compartir experiencias y desarrollos en las distintas comunidades
  • Entre lo heterogéneo y lo diverso: innovación e identidad: Proponer un espacio de reflexión sobre la heterogeneidad y la diversidad en la escuela, desde nuestra identidad institucional, para la construcción de herramientas pedagógico-didáctica.
  • Recreando aulas: Revalorar el vínculo áulico y recrear el espacio serían intereses/necesidades tanto del alumno como del docente.