Con motivo del inicio de una nueva edición de la Diplomatura Regional en Pastoral Educativa, quisimos compartir con nuestra comunidad la experiencia de tres autoridades que realizaron la Diplomatura en el año 2017.

Agradecemos la generosidad de Soledad De Martini, quien durante su formación se desempeñaba como coordinadora del Departamento de Promoción Humana y Evangelización del Nivel Medio del colegio Nuestra Señora del Pilar; Erica Schulz, vicedirectora del Nivel primario e inicial del Instituto María Bianchi de Copello; y Guadalupe Bermejo, directora del Nivel Primario e Inicial del Instituto Parroquial “Nuestra Señora de La Paz”.

¿Cuáles son los principales desafíos para la pastoral educativa en la actualidad? 

Para De Martini, la pastoral educativa tiene tres grandes desafíos: la repercusión qué pueda tener la mirada externa sobre la función de la Iglesia en la educación; las capacidades de cada institución para acompañar la tarea pastoral; y las dificultades de los agentes de pastoral para poder cumplir su tarea.

La Iglesia está siendo muy ´atacada´ y hay mucha información errónea que circula por los medios de comunicación. Además, hay muchos valores que promueve la Iglesia que no se conocen o que son entendidos de manera equivocada. Así que el desafío es dar a conocer la doctrina de la Iglesia, la manera en que actúa y se mueve en el mundo”, afirma.

Subraya también la importancia de que la actividad pastoral sea acompañada por las autoridades de cada colegio. “Es clave saber -agrega- presentar una pastoral para todos, no solo para los alumnos, en la que todo el personal del colegio se sienta invitado a participar. Sin la oración, la pastoral no tiene sentido”.

Schulz afirma que en la actualidad la comunidad de cada colegio es muy diversa y no siempre profesan la fe católica. “La pastoral ya no sólo está destinada a nuestros alumnos, debe tener una mirada misericordiosa, que busque evangelizar a toda la comunidad. La falta de valores, la soledad de muchos de nuestros chicos, la crisis social sin duda atraviesa nuestras aulas”.

Por su parte, Bermejo señala un desafío que nos involucra a todos: “Lo más difícil para las instituciones educativas es que todos sus miembros se sientan agentes de evangelización, y promuevan propuestas y espacios concretos de formación y oración que generen un sentido de pertenencia a una comunidad. Creo que el desafío es que nuestras escuelas sean tierra de misión permanente”.

¿Qué prácticas podríamos cambiar para hacer frente a estos desafíos? 

«Muéstrame, si puedes, tu fe sin las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe» (Santiago 2,18). De Martini cree que esa es la clave de la pastoral educativa, la del salir de uno mismo para ir al encuentro del otro, del más necesitado.

Para ofrecer una formación integral al alumno es imprescindible lograr una buena comunicación. Un espacio privilegiado para esto son los espacios de mejora institucional o las jornadas particulares de cada colegio. Respecto a los agentes de pastoral, es fundamental rezar, pasar mucho tiempo en compañía de Jesús, y buscar momentos de oración personales y comunitarios”, subraya De Martini.

Schulz destaca que lo importante es que tener en cuenta nuestra misión evangelizadora, y lograr que la pastoral impregne todas las prácticas pedagógicas de la Escuela. “No tiene que quedar circunscripto a la hora de catequesis o la oración de la mañana, tiene que notarse en nuestra forma de actuar, de relacionarnos con nuestro equipo, con nuestras familias y por sobre todo nuestros alumnos”.

Bermejo señala que se podrían incrementar, siempre que las condiciones nos lo permitan, las propuestas de vivencia de la fe más experienciales y espirituales: mayor cantidad de retiros, encuentros celebrativos, convivencias, actividades solidarias con participación de alumnos, docentes y familias. “Pienso también en propuestas que involucren varios centros educativos trabajando en red en forma colaborativa, encuentros intercolegiales que integren el deporte y la pastoral, celebración de misas más participativas, con carácter más festivo según las edades, mayor participación de la escuela en la vida barrial en la que está inserta a través de propuestas de misión y caridad”, enumera.

¿Qué aportó la Diplomatura a tu tarea pastoral?

De Martini afirma que la Diplomatura la ayudó muchísimo a rezar y a compartir las realidades de los distintos países y colegios. “No sólo porque cada semana nos daban una propuesta de oración, sino porque todo lo que leíamos, lo que teníamos que investigar, hasta la manera en que teníamos que escribir, eran fruto de meternos en lo profundo, del animarnos a navegar mar adentro”.

La diplomatura me resultó sumamente valiosa. Fuimos analizando estos desafíos a la luz del Evangelio y los documentos de la Iglesia. Diseñamos un plan pastoral para poder desarrollar luego en nuestros Colegios. En nuestro caso elaboramos un proyecto basado en el Laudato Sí, en él pudimos repensar la educación ambiental para nuestras comunidades. En lo personal, me sirvió para profundizar la fe. Además, la semana presencial fue una muy rica, porque me enriqueció mucho compartir experiencia con agentes pastorales de distintos países de Latinoamérica”, comenta Schulz.

Bermejo afirma que la propuesta de la diplomatura aporta la posibilidad de ver la escuela de un modo diferente, a fin de poder realizar un buen diagnóstico de situación y a partir de ahí ver la necesidad.

El desafío es ver qué estrategias se generan a partir de ese diagnóstico situacional. En mi caso el proyecto está orientado a los docentes como agentes de evangelización. También se invitó a las familias a participar de encuentros espirituales en preparación al sacramento de la comunión y confirmación junto a sus hijos; esto a partir de un proyecto generado por otra docente del nivel. Todos esos encuentros apuntan a ofrecer un espacio de las familias para el encuentro con Dios”, agrega.

¿Qué recomendación le harías a un colega que inicia la Diplomatura este año? 

De Martini: Que aproveche cada semana para meterse en la riqueza que tiene nuestra Iglesia, que disfrute y exprima al máximo la semana presencial, y que tomé esto como una oportunidad no solo para mejorar la pastoral educativa y para enriquecerse personalmente, sino también para detectar las necesidades que hay en el entorno en que se mueve para tratar de dar respuesta a eso.

Schultz: Le diría que la aproveche al máximo. Aunque a veces la falta de tiempo la vuelve difícil transitarla, es una hermosa experiencia.

Bermejo: Qué aproveche el espacio para poder ver la escuela con otra mirada y descubrir cuál es la verdadera necesidad. En función de eso puede desarrollar un proyecto lo más concreto posible para llevar adelante en sus colegios, definiendo concretamente sus destinatarios.