El pasado sábado se realizó la celebración de Corpus Christi en la Catedral Metropolitana. Bajo el lema “Eucaristía, la alegría de la mesa compartida”, miles de fieles se congregaron para compartir esta verdadera fiesta de esperanza. La jornada inició con la tradicional marcha de los jóvenes por las calles de Buenos Aires llevando alegría con sus cantos y gestos misioneros a lo largo del recorrido.

Mientras tanto niños, adolescentes y jóvenes de nuestros colegios que recibieron por primera vez a Jesús Eucaristía, esperaban en la catedral porteña a nuestro arzobispo Mons. Jorge García Cuerva para compartir un encuentro previo. Con gran entusiasmo, entre juegos y canciones, fueron descubriendo distintas alegrías que se hacen presentes en la vida cotidiana de la escuela. En su mensaje les dijo que “cuando tomamos la comunión lo que tenemos que tener preparado es el corazón, lo más importante es el corazón… en el encuentro con Jesús mi corazón se llena de alegría” y los animó a tomar muchas veces la comunión para mantener viva la alegría, porque “Jesús regala el mejor alimento para el hambre del corazón”, y poder contagiarla a todos en todos lados.

A las 15 comenzó la celebración central, presidida por el Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, quien en su homilía destacó que “la Eucaristía no es un delivery que pedimos con una aplicación, la Eucaristía es un banquete que necesita del compromiso y de la participación de todos… verdadera comida con sabor a todos”

“La alegría de la mesa compartida es la alegría profunda del corazón, la alegría de tener la certeza de que Dios nos ama a todos y entregó su vida por amor a cada uno de nosotros, porque para Él todos somos importantes”, predicó el Padre Jorge a los presentes.

Finalmente invitó a anticipar la mesa de la fraternidad, celebrando unidos la Eucaristía preparada con el compromiso de todos, que se vio reflejado en el gesto de las frazadas que los vecinos de Buenos Aires y las distintas comunidades acercaron a los hermanos en situación de calle para abrigarles el corazón.

Los alumnos de nuestras escuelas recibieron la comunión especialmente de manos del arzobispo con gran alegría y emoción, que se hizo visible en cada uno de sus rostros.

Para culminar, todos en común unidad, participamos de la procesión alrededor de la Plaza de Mayo con el Santísimo que fue llevado por los seminaristas y acompañado por el Padre Jorge, los obispos y sacerdotes junto al pueblo.

Fiesta, fraternidad, compromiso, solidaridad, comunión, alegría, encuentro son palabras que sintetizan una jornada que el clima acompañó con gran benevolencia.